Por Beatriz Mazzi
Durante el período de clases online, fui invitada varias veces a compartir momentos con los tres ciclos de Nivel Primario. La experiencia fue única para mí, ya que pertenezco a la generación del 60. ¡Imagínense!
Después de muchos nervios, que incluyeron seleccionar un tema, reflexionar sobre las consecuencias positivas y negativas que la propuesta podría generar, ensayar varias veces cómo conectarme por Zoom con varias personas, experimentar y vivenciar la distancia a pesar de la conexión con las nuevas tecnologías. Y sobre todo la emoción de poder ver y escuchar a esos seres que colman el alma.
Quería que todo saliera perfecto y que lo que hiciésemos juntos tuviera que ver con el momento y los sentimientos que surgen en estos tiempos tan extraños para todos.
Fue así que con los niños y niñas de 1ero y 2do ciclo de Nivel Primario, fabricamos cajas decoradas para guardar recuerdos. Allí podemos meter todo lo que en esta época nos haga sentir algo especial, por ejemplo una piedrita de cuando salí de casa por primera vez a pasear, una servilletita de papel de algún lado, algo que hayamos escrito en estos días, fotos, noticias de revistas y diarios, y cuando se termine la pandemia ponerle la fecha de cuando a cuando usé el barbijo y guardarlo, así guantes o lo que sea. Para que dentro de unos años podamos compartirlo si tenemos hijos, o sobrinos, o hijos de amigos, o con quienes estemos y no hayan vivido esta situación.
Con 5to y 6to Y con 2do ciclo podían elegir entre 3 opciones: 1) Una caja decorada con recuerdos. 2) Un diario: decorar un cuaderno donde escribir lo que sienten cada día o en momentos en este periodo de cuarentena y 3) Una cápsula del tiempo, que decidieron hacerlo una vez que comiencen las clases con todo el colegio. Por supuesto algunos quisieron hacer las tres cosas, y la caja sería como una cápsula del tiempo personal.
Después de unas semanas, leí un artículo en un diario titulado «Hablamos de la pandemia y sus consecuencias con Francesco Tonucci»
Reescribo un fragmento: …«Una sugerencia que daba durante el confinamiento es que los niños tuvieran un diario secreto, un lugar donde desahogar sus sentimientos, alguien con el cual hablar, y, si querían, tenerlo secreto. Porque los niños lo van a olvidar todo, tienen una capacidad de resiliencia más fuerte que la nuestra, pero han vivido una experiencia muy rara y tener memoria de esta experiencia puede ser interesante para ellos, para releerlo pasado mañana con sus hijos.»…