Por Adriana Migliucci*
El bingo, un recurso clásico con gran valor en educación
Tenemos la imagen clásica de este juego de entretenimiento, pero en esta oportunidad, en junior 1, la hemos adaptado para un objetivo distinto.
Usar el bingo en educación es una oportunidad excepcional y valiosa. Plantear un bingo en educación servirá para centrar a los alumnos y conseguir que presten atención en una determinada tarea. Se suele utilizar en los primeros cursos de primaria para afianzar vocabulario de una manera lúdica.
El objetivo, en este caso, fue el aprendizaje y la discriminación de los colores en inglés.
El funcionamiento del bingo consiste en ir marcando en nuestro cartón los colores que, aleatoriamente, van surgiendo en cada momento. El primero que complete el cartón completo, gana.
Este recurso se puede utilizar con todo el vocabulario de la currícula, de la misma manera. ¿Cómo? Vamos a verlo.
Una vez que tuvimos en claro el objetivo del bingo que queríamos realizar, juntamos cartones de ravioles, imprimimos dos fotocopias con seis manchas para que cada alumno coloree a elección y recorte. Dividimos el cartón en seis y les pegamos las manchas de distintos colores, creadas de forma artesanal. Preparamos fichas individuales con cada uno de los colores que se eligió. Buscamos algún elemento que sirviera para marcar los colores que fueran saliendo. En nuestro caso, fichas de lotería.
Y comenzamos el juego.
En un primer momento fue la docente la que cantaba los colores.
Luego fueron los mismos alumnos los encargados de hacerlo.
Se jugó dentro del aula de primer grado y más adelante se invitó a alumnos de otros grados a compartir el juego. Siempre el objetivo fue el reconocimiento del vocabulario y la producción oral del grupo.
El uso de bingo en educación no es algo nuevo, ni mucho menos, y múltiples docentes hablan de los beneficios de su uso en el aula.
El día de la presentación del juego a los alumnos de otros cursos, los alumnos fueron los encargados de contar cómo había surgido y comenzado el proyecto. Luego contaron la dinámica, repartieron fichas, cartones y cantaron los colores que iban saliendo.
Compartieron alegremente, con entusiasmo y buena predisposición el juego planteado.