El 11 de mayo es el día del Himno Nacional Argentino.
Cada 11 de mayo se celebra en la Argentina el Día del Autor y Compositor Musical, en conmemoración al 11 de mayo de 1813, la jornada en la que fue aceptado el Himno Nacional Argentino.
El 6 de marzo de 1813, la Asamblea propuso crear y componer la letra del Himno Nacional, dos meses después el 11 de mayo de 1813 se presenta la letra a lo plasmado en el pentagrama.
Desde entonces, además de celebrar el 11 de mayo el día del Himno Nacional, también es día del autor y compositor musical.
El Himno Nacional argentino fue compuesto por Vicente López y el pianista catalán Blas Parera le puso música a eso versos.
¿Por qué no se canta el Himno Nacional, tal como fue escrito?
La letra que se corresponde con la versión original del Himno Nacional del año 1813 es mucho más larga -pero mucho- que la actual debido a su reducción que se realizó allá por el año 1900.
Por entonces, la argentina era presidida por Julio Argentino Roca, quien estaba ya en su segundo de sus tres mandatos.
Aquel presidente estampó su rúbrica un decreto el 30 de marzo de 1900, con la intención de “producir algunas alteraciones en el texto del Himno Nacional Argentino”.
“En las fiestas oficiales o públicas, así como en los colegios y escuelas del Estado, sólo se cantarán la primera y la última cuarteta y el coro de la Canción Nacional sancionada por la Asamblea General el 11 de mayo de 1813″, reza parte del texto.
Algunas versiones aseguran que Roca censuró determinadas estrofas, en las que se hacía referencia a los realistas, considerándolos como tiranos y crueles.
Con este recorte, el gobierno evitaba ciertos reproches constantes desde el otro lado del Atlántico y evitar cruces diplomáticos con la “Madre Patria”.
De esta forma, desde los albores del Siglo XX y tras el decreto de Roca el Himno Nacional quedó con esta versión, que ningún otro gobierno modificó y que se transformó en una suerte de versión definitiva.
La letra completa:
¡Oíd, mortales!, el grito sagrado:
¡libertad!, ¡libertad!, ¡libertad!
Oíd el ruido de rotas cadenas
ved en trono a la noble igualdad.
Se levanta a la faz de la Tierra
una nueva y gloriosa Nación
coronada su sien de laureles
y a sus plantas rendido un león.
De los nuevos campeones los rostros
Marte mismo parece animar
la grandeza se anida en sus pechos
a su marcha todo hacen temblar.
Se conmueven del Inca las tumbas
y en sus huesos revive el ardor
lo que ve renovando a sus hijos
de la Patria el antiguo esplendor.
Pero sierras y muros se sienten
retumbar con horrible fragor
todo el país se conturba por gritos
de venganza, de guerra y furor.
En los fieros tiranos la envidia
escupió su pestífera hiel.
Su estandarte sangriento levantan
provocando a la lid más cruel.
¿No los veis sobre Méjico y Quito
arrojarse con saña tenaz,
y cuál lloran bañados en sangre
Potosí, Cochabamba y La Paz?
¿No los veis sobre el triste Caracas
luto y llanto y muerte esparcir?
¿No los veis devorando cual fieras
todo pueblo que logran rendir?
A vosotros se atreve, argentinos
el orgullo del vil invasor.
Vuestros campos ya pisa contando
tantas glorias hollar vencedor.
Mas los bravos que unidos juraron
su feliz libertad sostener,
a estos tigres sedientos de sangre
fuertes pechos sabrán oponer.
El valiente argentino a las armas
corre ardiendo con brío y valor,
el clarín de la guerra, cual trueno,
en los campos del Sud resonó.
Buenos Aires se pone a la frente
de los pueblos de la ínclita Unión,
y con brazos robustos desgarran
al ibérico altivo león.
San José, San Lorenzo, Suipacha.
Ambas Piedras, Salta y Tucumán,
la colonia y las mismas murallas
del tirano en la Banda Oriental,
son letreros eternos que dicen:
aquí el brazo argentino triunfó,
aquí el fiero opresor de la Patria
su cerviz orgullosa dobló.
La victoria al guerrero argentino
con sus alas brillantes cubrió,
y azorado a su vista el tirano
con infamia a la fuga se dio;
sus banderas, sus armas se rinden
por trofeos a la Libertad,
y sobre alas de gloria alza el Pueblo
trono digno a su gran Majestad.
Desde un polo hasta el otro resuena
de la fama el sonoro clarín,
y de América el nombre enseñando
les repite: ¡Mortales, oíd!
Ya su trono dignísimo abrieron
las Provincias Unidas del Sud!
Y los libres del mundo responden:
¡Al gran Pueblo Argentino, salud!
Sean eternos los laureles
que supimos conseguir:
coronados de gloria vivamos,
o juremos con gloria morir.
(Se canta después de cada estrofa)